Si lo consigues, dejarás de ver lo que veías... a un director de orquesta comiendo chicle, a un tenor en polo y a músicos que no tocan, sino que escuchan con los ojos cerrados.
Si llegas al final, seguro que te contagias de la emoción. La misma que todos se esfuerzan en contener para no arruinar la grabación. A fin de cuentas para eso estaban ahí: para grabar un disco.
Espectacular, que chorro de voz😍
ResponderEliminarLo he escuchado varias veces y cada vez me emociona más. Gracias por compartirlo, Manolo.
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