Después de casi 4 meses de continua espera, Lady Gaga demuestra una vez más lo pequeño que se le queda el escenario.
Este pasado 14 de Enero,
en el Palau Sant Jordi, Lady Gaga retomó su gira europea Joanne
World Tour, que tuvo que detener unos meses debido a la fibromialgia
que padece la cantante. Pero, como no podía ser de otra forma,
nuestra reina del pop vuelve por todo lo alto. Moviéndose en el
escenario como pez en el agua acompañada de sus bailarines y su
magnífica banda.
Era todo espectáculo, el
escenario principal se desmoronaba en varias plataformas que iban
moviéndose al ritmo de la música, además de contar con unas
llamaradas de fuego que surgían esporádicamente en alguna canción
en un auditorio bañado de luces de colores, siendo el entorno
perfecto para una diva. Y entre canciones, una pantalla gigante
reproducía vídeos mientras ella se cambiaba de vestuario, marcando
un estilo propio.
Antes de que comenzase el
espectáculo, empezó la cuenta atrás hasta la aparición de "Gaga",
aclamada así por sus fans. Ya se palpaba el nerviosismo del público.
Tras pasar el último segundo suena Diamond Heart, mientras el
reloj de la cuenta atrás ascendía y permitía ver a la cantante
envuelta en humo. Todo el público se unió en vítores y en
un estado comúnmente conocido como motivación absoluta.
A-YO, Poker Face, Perfect Ilusion y su clásico Alejandro
fueron algunas de las canciones que no tardaron en cantar. Toda
Barcelona vibraba al ritmo de Gaga. Y, fue en el cuarto acto cuando
comenzó las idas y venidas entre los escenarios ubicados en la
pista, pasando por unas pasarelas flotantes. En una de ellos tocó
The Edge of Glory con su pintoresco piano en honor a
Barcelona, y a las personas desaparecidas en el atentado de hace unos
meses, transmitiéndonos tristeza por los acontecimientos. La
cantante también mostró su amor a sus littles monsters, con
indiferencia de si pertenecían al grupo LGTB+ o no.
Leyó
una carta de sus fans de gratitud que le provocó emoción, bajando
del escenario para fotografiarse con ellos. Finalizando el concierto
cantó Bad Romance, The Cure y por último, una vez más
con su piano, nos regaló Million Reasons, mientras el público
alumbraba con sus móviles creando una atmósfera de estrellas única
y mágica.
Saltó,
tocó el piano, la guitarra, cantó tumbada, bailó sobre una
plataforma inclinada con una naturalidad asombrosa.
La originalidad de las
alteraciones de escenario, los cambios de luces, las pantallas
gigantes reproduciendo sus vídeos, sus rápidos cambios de
vestuario, la buena combinación de sus nuevas canciones con las
antiguas, los distintos bailes, las muestras de afecto al público y
a su familia, nos hizo sentir su lado humano, dejándonos a todos
entusiasmados. Una voz que en directo no te deja indiferente y menos
insensible. En este concierto he conocido a una gran artista, que no
apreciaba al oírla en la radio, que me ha conquistado y
transformado en una little monster.
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