María Lionza es una diosa, pero antes fue una mujer.
En Yaracuy, Venezuela, vivió una vida llena de prodigios
hasta convertirse en la protectora de la región. Por eso la adoran muchos paisanos,
que siguen considerándose cristianos. ¿Contradictorio? Parece.
¿El Dios cristiano no es uno solo? En muchos lugares de
América Latina, no. Allí la religión es una mezcla del catolicismo europeo y
otros ritos, unos de los indios americanos y otros de los esclavos africanos.
María Lionza goza de buena salud como diosa entre las nuevas
generaciones; también en las artes. En la música, un ejemplo de Rubén Blades y
Willy Colón (vídeo). En literatura, la última novela de Juan Carlos Méndez Guedes, La ola detenida; la protagonista es una
detective devota de María Lionza. El propio autor la define así:
"Magdalena Yaracuy -la detective- es como son hoy día
muchas mujeres, es como son mis amigas, que escapan de los conceptos en los que
las podía haber encasillado el machismo, pero también el feminismo. No son
correctas, ni viven pendientes de cumplir un manual, ya no el de los hombres,
sino el de nadie".
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