Hace un siglo que
Giorgio de Chirico inventó la pintura metafísica, movimiento que durante mucho tiempo ha sido desconocido e incluso despreciado. Actualmente se estudia por fin como el precursor imprescindible del surrealismo. La pintura metafísica es pura poesía: plazas desérticas inspiradas en las ciudades del norte de Italia, bañadas por una intensa luz dorada bajo cielos verdosos, en las que el silencio es el protagonista y en donde una estatua solitaria preside el espacio. En Fundamentos del Arte II hemos estudiado este imaginario enigmático de la pintura metafísica y hemos imitando sus bodegones. Aquí os dejamos algunos de ellos.
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La incertidumbre del poeta. G. de Chirico (1913)
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Bodegón metafísico. BEATRICE PAVELEA
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Bodegón metafísico. ZAIRA BENÍTEZ |
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Bodegón metafísico. LAURA GÓMEZ |
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