SOBRE LA BELLEZA

"A la enseñanza pública le incumbe la delicada tarea de apartar al ser humano de las miserias del utilitarismo y educarlo en el amor por el desinterés y por lo bello".
Nuccio Ordine

lunes, 12 de febrero de 2018

Los clásicos alimentan las revoluciones


Virginia Woolf es un icono del feminismo y de la modernidad. Rompió todos los esquemas. Anticipó nuestra manera de entender el mundo a través de su obra y de su propia vida. La realidad ha tardado más de cincuenta años en convertirse en algo parecido a lo que ella defendía.


Su amor por la lengua griega es una faceta poco explorada. Se entregó a su aprendizaje con quince años por puro placer. Su fascinación creció y la llevó a viajar a Grecia. Quedó muy marcada, como se ve en Del no saber griego (1925): la lectura de los clásicos en su propia lengua es una experiencia diferente, vital.
Su espíritu libre y revolucionario se enriquece en contacto con los antiguos griegos. Van con ella, moldean su forma de concebir el mundo. La mirada de la escritora ha inspirado a muchos, que siguen su camino y producen obras de las que realmente merece la pena disfrutar.
Una manera de conocerla es viendo Las horas. Es una película muy emocionante, con una gran banda sonora y un elenco de actrices sobresaliente. Nicole Kidman hizo de Virginia Woolf y ganó el Oscar. Igualmente, podrían haberlo recibido sus compañeras Merryl Streep o Julianne Moore.
Acércate a ese universo tan personal que modeló leyendo a los griegos.

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