Los flâneurs buscan la belleza... ¿Y tú?

Ser flâneur es tener una filosofía de vida muy concreta. Es pasear por la vida con un aire despreocupado, alejado de las prisas; es, simplemente, observar y disfrutar lo que se ve. Los flâneurs actuales tienen cuenta en Instagram y una bici retro; es muy hipster y está de moda. Pero ser flâneur es mucho más que una pose.

Jean Stablinski encarna el espíritu flâneur. Retirado del ciclismo profesional, paseaba con su bicicleta, cuando le preguntaron por qué salía sin llevar si quiera una botella de agua. Él respondió que, después de tantos años de prisas y de ir rápido a todas partes, si ya no podía pararse a beber en una fuente o a tomar café donde quisiera no tenía sentido ir en bicicleta, que lo suyo ya era,únicamente, disfrutar.
De familia polaca inmigrada a Francia, empezó ganándose la vida como minero extrayendo carbón en Aremberg. Cambió la mina por la bicicleta y tuvo una carrera muy exitosa, llegando a ser campeón del mundo.

A él se debe una de las imágenes icónicas del ciclismo actual. Todos los meses de abril, los aficionados esperan la foto de los corredores a través del bosque de Aremberg. Es un camino de adoquines en mitad de una altísima arboleda. Era una antigua vía de servicio que se usaba en los trabajos de la mina. Stablinski consiguió que la carrera pasara por el mismo sitio en que él empezó a trabajar. Una estatua lo recuerda a la entrada del tramo.

Es la París-Roubaix, una carrera de 260 kilómetros a través del llamado Infierno del Norte. El final consiste en una vuelta cargada de mística al velódromo Jean Stablinski. Después, los corredores se duchan en los servicios de los mineros y el ganador recibe un adoquín como trofeo.
Después de tantos sufrimientos, se entiende que saboreen el flâneurismo con todas las de la ley.