Amor ha sacudido mis sentidos,
como el viento que arremete en el monte a las encinas.
De nuevo amo y no amo,
y deliro y no deliro.
Ya se ocultó la luna
y las Pléyades. Promedia
la noche. Pasa la hora.
Y yo duermo sola.
A Cleobulo yo amo,
por Cleobulo enloquezco,
de Cleobulo ando prendado.
Eros, que al ver que mi barba encanece,
entre brisas de sus alas de reflejos de oro
me pasa de largo volando.
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